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La natalidad en España y el papel de la migración: una paradoja histórica

Sandra Mendoza Barrera

Navarra, España. Mayo 2025


La evolución demográfica reciente en España se caracteriza por una sostenida disminución de la natalidad, fenómeno que ha alcanzado mínimos históricos en los últimos años. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, en febrero de 2025 se registraron únicamente 24.136 nacimientos, lo que representa una caída del 2,83% respecto al año anterior y consolida una tendencia descendente iniciada hace más de una década. Este proceso ha situado la tasa de fecundidad en 1,16 hijos por mujer, muy por debajo del umbral de reemplazo generacional (2,1 hijos por mujer).


Diversos factores explican este fenómeno. En primer lugar, el retraso en la edad de maternidad es especialmente significativo: la proporción de madres de 40 años o más ha alcanzado el 10,4%, superando por primera vez a las madres jóvenes (20-24 años). Este retraso, unido a la precariedad laboral, el elevado coste de la vida y las dificultades para acceder a una vivienda adecuada, constituye una barrera estructural para la formación de nuevas familias. Adicionalmente, los cambios en los valores sociales y culturales han redefinido las prioridades vitales, relegando la maternidad y la paternidad a un plano secundario en muchos casos.

En este contexto de baja natalidad y envejecimiento poblacional, la inmigración se ha convertido en el principal motor del crecimiento demográfico en España. En 2025, la población total superó los 49 millones de habitantes, cifra alcanzada fundamentalmente gracias al flujo migratorio. El 87% del aumento poblacional reciente se atribuye a la llegada de inmigrantes, siendo las principales nacionalidades la colombiana, marroquí y venezolana. El perfil de los migrantes es mayoritariamente joven y en edad laboral, lo que contribuye a rejuvenecer la pirámide demográfica y a sostener el sistema productivo y de bienestar social.


calle en España, mujer observando  el arco, personas caminando
calle en España, mujer observando el arco, personas caminando


Sin embargo, la inserción laboral de la población migrante se produce, en su mayoría, en sectores de baja cualificación y escasa movilidad social. Aunque se observa un incremento en el nivel educativo de los inmigrantes, persiste una brecha respecto a la población autóctona en cuanto a cualificación y acceso a empleos de mayor valor añadido. Este hecho plantea importantes desafíos en términos de integración social, cohesión y sostenibilidad del modelo económico.

Resulta llamativo, desde una perspectiva histórica, que España —antiguamente una potencia expansiva y colonizadora— dependa ahora de la inmigración para asegurar su viabilidad demográfica y económica. Esta paradoja histórica suscita interrogantes sobre la identidad nacional, la capacidad de integración y la gestión de la diversidad en el marco de una sociedad cada vez más plural.


En conclusión, la disminución de la natalidad en España es un fenómeno multifactorial que requiere un abordaje integral, combinando políticas de apoyo a la familia, mejora de las condiciones laborales y acceso a la vivienda, junto con estrategias eficaces de integración para la población inmigrante. Solo así será posible afrontar los retos demográficos y sociales que plantea el futuro inmediato, garantizando la sostenibilidad y la cohesión de la sociedad española en un contexto de cambio global.


La natalidad en España y el papel de la migración: una paradoja histórica.



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