Reflexiones sobre la Villavesa, en Pamplona, España
- Sandra Mendoza Barrera
- 3 may
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 7 may
Sandra Mendoza Barrera
mayo 2025
Durante mi estancia en Pamplona, Navarra, he tenido la oportunidad de profundizar en la valoración del funcionamiento del transporte público en la ciudad. Tras un período en el que había reducido mi uso de este medio en mi país, en parte debido a experiencias previas que relacionaban su servicio con molestias como deficiencias en la atención o sensación de inseguridad, desde mi llegada a Pamplona he optado por utilizar con regularidad el servicio de Villavesa. Aunque reconozco que aún existen áreas susceptibles de mejora, comprendo que las movilizaciones y huelgas del personal son acciones comprensibles en el contexto laboral. La facilidad para desplazarse entre distintos puntos de la ciudad representa una ventaja significativa que valoro mucho.
Una de las actividades que más echo en falta es la conducción de un vehículo propio para realizar visitas a pueblos cercanos, aunque aprecio mucho la comodidad y accesibilidad del transporte público para moverme por Pamplona.
El transporte en Villavesa destaca por sus características de accesibilidad: las paradas están equipadas con rampas que facilitan la subida y bajada de personas en silla de ruedas, además de estar claramente señalizadas en ubicaciones cercanas a los principales puntos de interés. Los autobuses cuentan con asientos reservados para niños, personas con discapacidad, embarazadas y mayores, quienes en general respetan estos espacios. La apariencia de los conductores y conductoras es adecuada, presentándose bien vestidos y en condiciones higiénicas óptimas. Además, el sistema de pago resulta cómodo y flexible, permitiendo pagar en efectivo, con tarjeta bancaria o mediante bonos, lo que facilita la experiencia del usuario.
Todas las unidades de Villavesa están equipadas con cámaras de seguridad a bordo, puertos para la carga de teléfonos móviles y pantallas que indican en texto las próximas paradas y la hora. Durante los trayectos, se aprecia un notable respeto por el silencio colectivo, ya que no se escucha música a volumen alto y muchos pasajeros utilizan auriculares para evitar ruidos molestos. Este medio de transporte se percibe como un espacio inclusivo, en el que no se hacen distinciones de clases sociales, género ni condición económica; en él, la convivencia se basa en el respeto mutuo y en la no tolerancia a comportamientos que puedan molestar o incomodar a otros usuarios.
Como recomendaciones para el futuro, considero que en los días calurosos sería conveniente que los usuarios lleváramos perfume para mayor comodidad durante el trayecto. Además, sería positivo que el reglamento permitiera el transporte de perros pequeños (de menos de 6 kilos) en mochilas o bolsas, ya que los transportines grandes ocupan mucho espacio y pueden resultar incómodos para otros pasajeros.
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